Sonntag, 13. Juli 2014

El carácter de Alemania gana el Mundial

La final del Mundial 2014 discurrió para Alemania de una forma muy diferente a la planeada, con cambios obligados y una Argentina superior tácticamente. Aún así se llevó la Copa del Mundo como premio a su carácter.

Alejandro Sabella empezó ganando el duelo táctico, pero ello no fue suficiente para llevarse la Copa del Mundo, porque en el momento más crítico del partido, cuando se necesitó mucho más que orden y disciplina, Alemania sacó a relucir a los jugadores hambrientos de gloria, a esos convencidos de que el Maracaná era el sitio ideal para alcanzarla.

Un motor llamado Schweinsteiger

Uno de ellos se erigió por encima de todos los demás: Bastian Schweinsteiger. Desde el inicio del encuentro buscó ser protagonista, pidió el balón, empezó a hacerlo circular, y entre más apretada y tensa se puso la final, más resaltaba, más brillaba él. No es casualidad que exactamente un minuto después de haber reingresado al terreno de juego con un una herida en el ojo cosida de afán, Mario Götze consiguiera el gol de la victoria.
Schweinsteiger, noqueado por Serguio Agüero, sangrando copiosamente, se negó a ser sustituido. El corte debajo del ojo fue remendado como se pudo, y el jugador del Bayern, segundo capitán de la selección alemana, le dió una señal a su equipo: ¡Adelante!

La final del Mundial en el estadio Maracaná la definió Alemania a su favor supliendo con carácter lo que no le dio el fútbol. Y es que al entrenador Sabella de Argentina le funcionó todo, menos el gol, que tuvo en los pies de Higuaín y Palacios, quienes desperdiciaron sus oportunidades.

Lo que ordenó Sabella a sus pupilos se cumplió: regalarle el balón al rival bajo la condición de mantenerlo siempre por delante suyo. Hasta el minuto 112 Alemania se impuso en la posesión, y aunque marchó permanentemente en dirección al arco de Sergio Romero, el que estuvo con más frecuencia en peligro fue el propio, el defendido por Manuel Neuer.
Planes alterados

Joachim Löw, por su parte, tuvo que empezar el partido con un cambio de su plan inicial. La lesión de Sami Khedira durante el calentamiento a segundos del pitazo inicial de la final del Mundial lo obligó a enviar a la cancha en su reemplazo al juvenil mediocampista Christoph Kramer. Esa sustitución cambió el dibujo alemán.

Kramer inició más ofensivo, mientras Bastian Schweinsteiger se retrasaba acompañado por Toni Kroos, quien debió cumplir con su papel como generador del juego, pero esta vez desde un par de metros más atrás. Esa circunstancia hizo más largos los recorridos alemanes, que cuando empezaban a tomarse confianza en ese modelo, tuvieron que alterarlo nuevamente.

Kramer recibió un golpe y le tocó irse del partido transcurridos apenas 30 minutos. El seleccionador alemán se quedó con la variante ofensiva, en su lugar puso a André Schürrle, pero esto no alteró el panorama de la final. Argentina no buscó la pelota, pero cuando la encontró atemorizó con un arma típica de la Alemania de Löw: rápido desdoblamiento.

A lo largo de 113 minutos el partido se desarrolló bajo esos parámetros. A esa altura del partido, con la tensión en su punto más alto, una de las alternativas tácticas de Joachim Löw dio en en el blanco. Götze, quien desde el minuto 88 funcionaba como “falso nueve” tras haber reemplazado a Miroslav Klose, el “verdadero 9”, recibió un excelente pase de André Schürrle, bajó de pecho y con gran elegancia convirtió a Alemania en la nueva campeona del mundo.

La evolución del campeón

Joachim Löw llegó a Brasil con una idea conservadora. Después de haber dejado una muy buena impresión tanto en el Mundial de Sudáfrica 2010, como en la Eurocopa del 2012, donde Alemania jugó un fútbol en éxtasis ofensivo que no otorgó títulos, el 2014 exigía una defensa más estable y segura.
Los alemanes empezaron el Mundial con una novedosa formación defensiva de cuatro centrales en la línea de fondo apoyada por un mediocentro de contención interpretado por Philipp Lahm. El capitán de la selección cumplió entonces las mismas tareas que en el Bayern, club del que Löw extrajo un par de conceptos, incluido el de renunciar a un delantero definido y favorecer el “falso nueve” que Pep Guardiola importó del Barcelona e introdujo en la Bundesliga.

El contundente 4-0 sobre Portugal, en el debut en Brasil, pareció darle la bendición final al nuevo sistema táctico de Alemania. El desarrollo del Mundial, sin embargo, terminó demostrando que las innovaciones podían funcionar en situaciones particulares, pero aún no estaban maduras como para ser aplicadas a lo largo de todo el torneo.

Contra Ghana en la fase de grupos, y aún más el partido de octavos de final frente a Argelia, se evidenció que la línea de cuatro defensores centrales era demasiado lenta para aportar al ataque alemán y al mismo tiempo conservar la estabilidad en el fondo. En esas dos oportunidades las líneas del equipo se quebraron, y Alemania se vio obligada a sacar a relucir su madurez y paciencia.

El seleccionador alemán tomó nota de esto. Por un lado sintió el alivio de contar con un grupo de jugadores curtidos y hambrientos de triunfos; por el otro se ocupó de remendar al equipo. Löw recuperó su esencia, dejó de lado el exceso de precaución que lo llevó a insertar en su plan ideas ajenas, y regresó a la idea original que tuvo desde que asumió la dirección de Alemania.

Philipp Lahm fue otra vez lateral, Bastian Schweinsteiger y Sami Khedira conformaron el doble pivote, Miroslav Klose fue delantero definido, y Alemania recuperó la confianza en su juego ofensivo y capacidad goleadora. Esto, la flexibilidad a la hora de cambiar el plan (verdadero nueve, falso nueve), y las virtudes que dan los años de trabajo conjunto (confianza, paciencia, disciplina), fueron las características de la selección que cerró el Mundial de Brasil alzando la Copa del Mundo.

*Texto original publicado en DW.de
 

Que difícil es ser neutral

Yo de verdad me esfuerzo al máximo por guardar distancia de todo aquello de lo cual me toca escribir. El periodismo es mi profesión, la que escogí, la que me gusta ejercer. Y ella demanda objetividad.

La neutralidad es la única arma que tenemos los que vivimos de esto para defendernos de las embestidas de los intereses ajenos. Sin ella no podríamos hablar con la libertad con la que lo hacemos (o por lo menos yo procuro hacerlo). Sin coerción, sin chantaje, sin censura. El periodista que no vela por su objetividad y neutralidad es un cabildero.

Pero hay ocasiones en las que es difícil guardar la distancia, ser neutral, ser objetivo, no involucrarse emocionalmente. Hoy, día de la final del Mundial Brasil 2014, del partido Alemania contra Argentina, es una de esas fechas.

Renuncio libremente, por un par de horas, a ser neutral y objetivo. ¡Quiero que el Mundial lo gane Alemania!

Espero que entiendan mis razones: he acompañado a esta generación de futbolistas alemanes, y el proceso que hoy los lleva a disputar la Copa del Mundo en el estadio Maracaná, desde sus albores.

La Copa Confederaciones del 2005 donde nació, el entusiasmo en torno a Poldi y Schweini como nuevos ídolos juveniles, el Mundial del 2006, el resurgimiento de la fe alemana en su fútbol, la derrota en Dortmund contra Italia en la semifinal, el partido por el tercer puesto en Stuttgart y la fiesta de agradecimiento de la afición, la Eurocopa del 2008, el gol de Torres que coronó a España y aplazó un sueño alemán, la recepción en Berlín, en la Puerta de Brandenburgo, el debut de Thomas Müller con el Bayern, su estreno con la selección y el desplante que le hizo Diego Maradona en el Allianz Arena (“¿Y este quién es? ¡Sáquenlo!”), el ascenso de Philipp Lahm como capitán de la selección, el Mundial del 2010 contándole a mis lectores que esta era una “Nueva Alemania”, la crítica con defensa -a y de- Joachim Löw luego del fracaso en la Eurocopa del 2012, el casi ocaso de Bastian Schweinsteiger, que en contra de todas mis predicciones, y de su entrenador en el club, ha vuelto a resurgir, y la oposición a que Alemania se “guardiolizara” del todo...

Todo esto lo viví, sucedió a un par de metros míos. Y fue aún más. Son muchas las experiencias tras una década de pagar la renta observando, acompañando, y hablando del fútbol alemán.


Lo siento. Podría decir “50 y 50”. Pero no lo haré. Hoy no. ¡HOY NO! (que difícil es ser neutral)    

Freitag, 20. Juni 2014

Cada vez más favorita...

El exitoso debut en Brasil, con goleada 4-0 sobre Portugal, no es del todo responsable de que repentinamente Alemania tenga que llevar la carga de la cruz de favorito a ganar el Mundial.

Gran parte de la responsabilidad le cabe a lo que ha acontecido con los equipos considerados como fuertes candidatos al título en los primeros días del Mundial. Ellos están en deuda, o definitivamente fuera de competencia: el anfitrión Brasil aún no llena las expectativas; el campeón del mundo y de Europa, España, ya fue eliminado; Holanda mostró debilidades contra Australia, a Italia Costa Rica le mostró los límites de su fútbol.

Lo sucedido en los primeros días del Mundial debería ofrecerle motivos suficientes al seleccionador alemán Joachim Löw para enfrentar con tranquilidad lo que queda del evento, al fin y al cabo Alemania es -entre las grandes favoritas al título- el equipo que mejor impresión ha dejado hasta ahora. 

Los alemanes ven con optimismo cómo a su alrededor el posible camino a la final del Mundial se despeja de a poco, pero no por ello pierden de vista que apenas si han dado en esa dirección un paso que si bien fue grande, debe ser seguido por otro de igual magnitud. Una victoria sobre Ghana este sábado debe ser la otra mitad del puente que coloca a Alemania en los octavos de final del Mundial, y la que definitivamente la eleva a la categoría de MÁXIMA FAVORITA a abandonar Brasil con la Copa.

En el primer partido en Brasil, contra Portugal, el seleccionador Löw le dio un gran peso al trabajo defensivo de Alemania. El orden en la recuperación del balón, y el control de los espacios que podrían haber sido aprovechados por los portugueses para desarrollar el juego ofensivo que lidera Cristiano Ronaldo, fueron claves en la contundente victoria 4-0.

Contra Ghana, según ha dejado entrever el cuerpo técnico alemán, la apuesta podría ser diferente, y para ponerla en práctica se acudiría a la virtud que Joachim Löw desea que se convierta en la característica principal de su equipo en este Mundial: la flexibilidad. Los africanos tienen en el ataque su principal arma, y en la defensa su mayor debilidad. El deseo de Alemania es sacar provecho de ese desequilibrio.

Pero Löw ya lo dejó claro en la rueda de prensa previa al partido contra Ghana: el giro en el planteamiento alemán dependerá en buena medida de la recuperación del defensor central Mats Hummels, quien se encuentra golpeado en el muslo y todavía trabaja para alcanzar a llegar en plena forma al segundo partido de su equipo en el Mundial. 

Todo indica que podrá jugar, pero sin él es muy poco probable que Löw vuelva a optar en esta ocasión por los “falsos laterales”, esa línea de cuatro defensores centrales al fondo, pues el puesto de Hummels lo llenaría Shkodran Mustafi, o en su defecto Matthias Ginter. 

El seleccionador sabe que esa apuesta sería un gran riesgo dado que Alemania se jugaría en este partido el paso a octavos de final del Mundial entregándole una gran responsabilidad a un futbolista carente de experiencia internacional. Mustafi apenas ha jugado 107 minutos con la selección, de ellos 90 en un amistoso libre de cualquier presión contra Polonia hace cinco semanas. Ginter acumula aún menos, apenas 91.

La alternativa, que sería además la que quizás mejor se adaptaría al rival de turno, sería mover a Jerome Boateng a la posición de central y volver a jugar con verdaderos laterales que profundicen el ataque por las bandas. Erik Durm y Kevin Grosskreutz son las opciones que Alemania tiene a disposición en este caso. 

El seleccionador Löw aún debe decidir si empieza el partido con este planteamiento, o si hace uso de él una vez el partido esté corriendo.Este segundo partido es el más importante de todos, pues con una clasificación anticipada a los octavos de final Alemania, de la mano de Löw, gana tranquilidad, y mucho tiempo, en total hasta 10 días para preparar su siguiente “final”. 

El enfrentamiento contra Estados Unidos que cierra el grupo sería entonces insignificante, pues desde mañana se puede empezar a pensar en como superar el escollo que da ingreso a los cuartos. Es sencillo, basta derrotar a Ghana (lo que ya no es tan sencillo).

Sonntag, 15. Juni 2014

La evolución de un cambio

A Joachim Löw, con mucha razón, le han dado de palos por su forma de “querer” jugar. El seleccionador alemán tradicionalmente le ha dado más peso al ataque que a la defensa. En su visión del fútbol tienen más valor hacer goles, que evitar recibirlos.

No creo ser el único que le agradece que esto sea así. El cambio del fútbol alemán de su mano ha sido gigantesco. De su mano (catapultado por el valiente Jürgen Klinsmann) Alemania pasó del oscurantismo al renacimiento. Pero lo nuevo ha perdido con el tiempo su brillo por falta de los títulos.

En este Mundial de Brasil Löw ha decidido corregir todo lo que le señalan como error. El comportamiento defensivo de la selección alemana ha sido objeto reiterado de quejas y malos entendidos. La falta de equilibrio entre la defensa y el ataque no solo lo valió disgustos fuera de la selección, también dentro.

Pues bien, Alemania en el Mundial de Brasil 2014 inclina la balanza. En vez de atacar, se preocupará más de defender. En vez de volcarse al campo del rival a destrozarlo, se dedicará a mostrar los dientes cuando lo agredan, y a morder cuando le ofrezcan carne.

Aunque a muchos les sorprendió, a aquellos que estuvimos viendo la fase final de la concentración premundialista de Alemania nos pareció lógico. Marco Reus, la principal arma ofensiva de Alemania se cae de la convocatoria por lesión, y el llamado en su lugar es un defensa central, Musfati.

Eso fue la confirmación. Alemania quiere (por fin, dirán algunos) defender bien. Y ante la ausencia de laterales de peso, y la necesidad de pasar a Philipp Lahm* al mediocampo para ganar en seguridad y limpieza en la salida de balón, pues el entrenador Löw se inventa los “falsos laterales”, los defensores centrales que van por fuera.

Lahm le da una dimensión diferente al puesto del libero, y en vez de ir por detrás de la línea de defensoras, va en solitario por delante de ella con un doble pivote al frente suyo. Para entender todos esos movimientos tácticos les recomiendo leer este texto titulado “La estrategia alemana:defender bien”.

Por lo demás, y complementando, o mejor actualizando el post previo a este, les anunció que:

1-La variación a una línea de cinco defensores sigue siendo una opción, pero con cuatro centrales de inicio no será la primordial, y solo aparecerá cuando se use a Durm o Grosskreutz como laterales clásicos.

2- El “falso 9” le dará paso a tres atacantes en permanente rotación. Adelante no habrá posición fija, sino un carrusel en el que quien está por fuera, al siguiente minuto avanza por el centro.

3- Flexibilidad táctica, variaciones de sistema según los jugadores en el campo, y una gran profundidad de banco en el que los suplentes refrescan el equipo, elevan la calidad y la intensidad con su ingreso, y cambian el trazo del dibujo estratégico. Esas son las coordenadas alemanas en el Mundial de Brasil.

Ya puede venir Portugal...


*Un apunte a lo de Lahm como el “libero contemporaneo”: Si Gündogan hubiera estado, o sí Khedira o Schweinsteiger hubieran jugado una temporada a pleno, el capitán se queda de lateral. Pero no fue así, hay que hacer lo mejor de la situación, y Lahm sube al mediocampo. Gran movimiento, pero también forzado por las circunstancias más que por la convicción.

Montag, 2. Juni 2014

El decálogo de Joachim Löw: a esto jugará Alemania en el Mundial de Brasil 2014

En Mönchengladbach Joachim Löw nos dejó ver las primeras líneas de lo que quisiera dibujar tácticamente en el Mundial de Brasil. A partir de lo que vi contra Camerún, y lo que conversé al terminar el partido, el seleccionador alemán pretende esto:

1- El lateral derecho será Boateng (aunque nos ponga a temblar)
2- Lahm (de llegar) será el 6
3- Schweinsteiger (como ya lo anuncié hace mucho tiempo) jugará poco (o nada)
4- La línea de sucesión como socio de Lahm tiene de primero a Kroos, de segundo a Khedira (si se pone a tope), de tercero a Kramer (segundo si Khedira no se recupera)
5- Cuando Alemania sea atacada se replegará en línea de 5 con Lahm a la derecha y Boateng de tercer central. Hummels será el clave en la salida.
6- Muchos cruces profundos en diagonal
7- Dos falsos 9 alternados (Múller/Götze)
8- Kroos será el verdadero dueño de la generación de juego
9- Ózil, si juega de titular (que someto a discusión) tendrá un papel muy particular en el 11 de Löw: el anarquista sin Dios ni ley (Löw estaría dispuesto a regalar una plaza confiando en los destellos de genialidad de su jugador fetiche)
10- Ni posesión Pep, ni transición Klopp; ni control del Bayern, ni vertigo del Dortmund. Löw le apuesta en la convocatoria a lo mismo que le apostará en el sistema: la búsqueda del equilibrio entre ambos sistemas. Alemania en Brasil no exagerará con ninguno de los dos. Löw quiere estampar su propia firma.

En el Mundial veremos qué se transforma en realidad de todo esto, por lo pronto les dejo estos dos textos:

1- El análisis del partido contra Camerún

2- El análisis de lo que revela la convocatoria final de Alemania

Freitag, 30. Mai 2014

Buscar soluciones, encontrar problemas



Quizás es producto del secreto con el que se quiere empacar la concentración de Alemania en la preparación del Mundial. El caso es que uno no se entera ni de lo bueno, ni de los progresos. Eso sí: lo malo, lo negativo, y lo que en vez de avance es freno, sí se filtra.

El domingo (1.6.14) podré contar más. Entonces estaré en Mönchengladbach observando con ojo crítico a la selección alemana en su partido ante Camerún. Pero por ahora, llegado el momento de hacer un balance de la concentración en Italia, que el sábado (31.5.14) cierra sus puertas, no les puedo hablar de cosas positivas.

Claro, podría adelantarles que es casi seguro que el seleccionador Joachim Löw va a llevar a Christoph Kramer a Brasil, y que el jugador formado por el Leverkusen, y en préstamo en Mönchengladbach, será la gran sorpresa (y revelación) de Alemania en el Mundial.

Podría escribir un perfil de su estilo de juego, y de la importancia que tendrá en Brasil su participación. Pero todo eso es demasiado pequeño en comparación al gran caos que fue la concentración alemana.

Accidente automovilístico con heridos de gravedad; un entrenador que exige a sus jugadores ser modelo ejemplar de comportamiento mientras el mismo viola las leyes de tránsito y pone en peligro a peatones y conductores con su forma de manejar; un gerente de selección que transforma delitos en “picardías”, y alienta a los ciudadanos que fueron atropellados en la concentración, y están en el hospital, con las palabras “la vida es peligrosa”; y un jugador que orina en la recepción del hotel ante la mirada atónita de los huéspedes.

Esas no son buenas noticias. Y claro, se puede decir que son ajenas al fútbol. Pero de otro lado, esas cosas desconcentran y secuestran la tranquilidad que se necesita para preparar la participación en un Mundial.

Además, en lo deportivo tampoco hubo muchos progresos. Los lesionados siguen lesionados, y aún no llegan a su cien por ciento, aunque se tomen fotos que quieran dar la idea de lo contrario.

Mejor les dejo aquí el link al resumen de la agitada concentración pre Mundial Brasil 2014 de Alemania en los idílicos Alpes italianos: se buscaban soluciones y se encontraron más problemas.

Montag, 26. Mai 2014

Arrastrar a los heridos

En las batallas es un acto de honor, y de humanidad, eso de cargar al hombro a los camaradas heridos.

En el fútbol es una irresponsabilidad, y si el seleccionador Joachim Löw comete otra vez el mismo error que en la Eurocopa del 2012, cuando no solo llevó a Bastian Schweinsteiger pese a estar fuera de forma, sino que además lo plantó de titular, entonces ya pueden sacar a Alemania de la lista de favoritos a conquistar el Mundial de Brasil.

Ya son muchos los lesionados, y pocos los días para recuperarse y ponerse a tope. De pronto al final llegan todos bien a Brasil, y se convierten en héroes ganando la Copa del Mundo pese a sus lesiones. Quizás me equivoque, pero de todas formas lo diré:

Construir un edificio con piedras porosas es condenarlo por anticipado a venirse abajo.

Hoy (26.05.2014) estoy convencido que a Manuel Neuer hay que dejarlo en casa, a Bastian Schweinsteiger también. Y a Lahm, al igual que a Khedira, se les puede llevar, pero a prueba, no como titulares (en las condiciones actuales).

Los invito a enterarse aquí de la historia de una selección que iría al Mundial con dos volantes defensivos convalecientes (Schweinsteiger y Khedira), un capitán cojo (Lahm), y un arquero con un solo brazo (Neuer).

P/S: Confío en que Löw tendrá la valentía de sacar a algunos de esos jugadores en la convocatoria definitiva del próximo dos de junio...