Samstag, 3. Februar 2007

Nuremberg 3 – Bayern Munich 0: ¿el fin de una era?

Las cosas hay que llamarlas por su nombre y lo que pasa con un club como el Bayern Munich no es otra cosa que una debacle.


¿Se les olvidó a las estrellas jugar al fútbol? ¿Qué pasa con figuras internacionales como Lucio, Lahm, Schweinsteiger, Podolski y demás integrantes de una nomina de lujo? ¿Fue el relevo del técnico la solución o sólo una medida dictada por el pánico?


Lo del viernes en la noche en Nuremberg, donde el Bayern encajó la derrota más abultada de la temporada, es característico del rumbo que está tomando el gran club alemán en la Bundesliga: ausencia de pasión, carencia de ideas y vacío de liderazgo.


Se veía venir pero nadie contaba con que de verdad llegara; ahora que llegó, cuando la crisis está allí, faltan las respuestas.


El actual campeón alemán no cuenta con un conductor -con un líder- ni en lo futbolístico ni en lo emotivo; ni en lo técnico ni en lo empresarial.


El papel de volante creativo han intentando endosárselo a varios jugadores y ninguno de ellos ha mostrado la capacidad, pero sobretodo la voluntad, de asumirlo: el primer candidato fue Santa Cruz, después el entrenador le adjudicó el papel a Hargreaves quien se lesionó, el rol pasó a manos de Makaay y terminó en los pies de Schweinsteiger después de un par de cortos e inoficiosos intentos de transferírselo a Van Bommel y (muestra del desespero) Ali Karimi.


La temporada sigue su ritmo y Bayern Munich, en caída libre, aún no encuentra un timonel, uno que detrás de los delanteros, acompañado por los volantes, le de orden al equipo y construya un puente entre la línea defensiva y la ofensiva generando un juego contundente en dirección al arco rival.


Atrás la situación no es mejor: la pareja de centrales no baila al mismo ritmo, la samba de Lucio no se acomoda al vals de Van Buyten y el tango de Demichelis no compagina mejor aunque se vea menos mal.


Es justo cuando se crítica a Lucio por sus arremetidas en el ataque, pero no hay que olvidar que alguien tiene que atacar, que algún impulso debe venir de atrás, que al resto del equipo le faltan las ganas del brasilero, que tampoco es que quiera quedarse en Alemania.


¿Y adelante?


Sólo se salva Makaay que sin ser contundente ya ha anotado 10 goles y está de tercero en la lista de artilleros y eso, lo repito para que no lo pasen por alto, sin ser contundente. ¿Pizarro? Tiene la cabeza en otra parte, y parece que ya su futuro está definido, de otra forma le pondría por lo menos ganas. ¿Santa Cruz? Hace 5 años era un talento prometedor, pero hoy, jugando a lo mismo que entonces no se como podría llamarlo, talento no es, escasamente un futbolista normal, y prometedor tampoco porque su futuro ya llegó. ¿Podolski? Si jugara más seguido se le podría culpar o exonerar, pero como siempre entra tarde no hay manera de saber si en Munich está al nivel que exhibe en la selección.


Esto que les acabo de describir lo ven todos en el estadio, las directivas ven otra cosa y decidieron cambiar al técnico, Magath se fue y Hitzfeld llegó.


Nadie esperaba que las cosas mejoraran de un partido al otro, pero que empeoraran en la medida en la que empeoraron en Nuremberg tampoco entraba en las cuentas de los más pesimistas.


El pánico de un desastre financiero que se combatió con el relevo en el cuerpo técnico en vez de desaparecer se agudiza.


El Bayern se aleja cada vez más de las posiciones de vanguardia y eso significaría que en la próxima temporada no participaría en la Champions League, su principal fuente de ingresos.


Para su información, el Bayern había anunciado disponer de 30 millones de euros para comprar refuerzos, una estrella internacional, alguien como Franck Ribery.


La temporada de transacciones se cerró y al final sólo se adquirió por un millón de euros al joven talento aleman Jan Schlaudraff.


¿Por qué?


Porque a las directivas les entró pánico que con Magath ocurriera lo que está ocurriendo, que la próxima temporada fuera, como parece que será, de “vacas flacas”, y en vez de comprarse un jugador de primera clase se trajo a un técnico que mejorara el rumbo.


El rumbo sigue siendo el mismo y señala el fin de una era.

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