Freitag, 14. Oktober 2011

Robben, una estrella que no termina de sanar…

El historial médico del holandés al servicio del Bayern ya llena una biblioteca; aún así, Arjen Robben no se recupera, el apelativo “jugador de cristal” le sigue acompañando sin descanso y en el equipo, pese a que se le espera, cada vez se le necesita menos, algo que no mejora el panorama.

En esta temporada Robben apenas ha jugado 213 minutos, sólo un partido como titular, y si a ello se le suma la baja tras la grave lesión encontrada por los médicos del Bayern luego del Mundial 2010, que lo alejó de las canchas toda la primera ronda de la Bundesliga, se puede decir que el fútbol del holandés (eso sí, siempre espectacular) prácticamente ha sido invisible a lo largo de un año.

En Múnich todos alientan y respaldan a Robben, hablan de su calidad insustituible y de la importancia para el equipo de tenerlo en sus filas. La realidad, sin embargo, muestra otra cosa. Si en la segunda vuelta de la temporada 2010/2011 se le necesitó con tanta urgencia para al final obtener el tan ansiado –y en peligro de no conseguirse- tercer puesto que diera la posibilidad de jugar en la Champions League, hoy la situación es otra.

La verdad, es que el Bayern de Jupp Heynckes ha compensado la ausencia de Robben, algo que van Gaal en su momento no logró. Thomas Müller ha conseguido que la afición se acostumbre a olvidar el nombre de Robben como sinónimo de “salvador”. Además, el grupo formado por el nuevo entrenador en Múnich ha alcanzado un equilibrio en sus líneas que le permite depender cada vez menos de la individualidad, lleve esta el nombre de Franck Ribéry, o como en este caso, el de Arjen Robben.

El balance entre defensa y ataque del Bayern en esta temporada le permite prescindir de los dribles de un gran artista que antes se echaba a la espalda no sólo el show sino los puntos importantes. Nadie quiere aquí desconocer el valor de Robben, pero es preocupante –para él- saber que su ausencia se compensa sin mayores traumas.

De otro lado, quizás esta sea la gran oportunidad del holandés, cuya nueva lesión lo tendrá muy probablemente por fuera de las canchas en lo que resta del 2011 (se habla de 4 semanas antes de poder volver a entrenar, eso es mediados de noviembre, a finales de ese mes tal vez pueda jugar, pero conociendo a Heynckes éste no arriesgará ni una nueva lesión, ni la modificación de un dibujo táctico que le funciona, así que la banca, aún estando plenamente recuperado, es la opción más positiva visto desde la perspectiva de hoy).

Robben debería tomárselo con calma, con mucha calma, darse el tiempo necesario para forrar su musculatura “cristalina” de una armadura que le permita enfrentar las batallas en las que sus armas son tan contundentes.

Y aún mejor sería que la Federación Holandesa de Fútbol, y la selección nacional, le permitieran, para bien de sus aspiraciones en la Eurocopa 2012, le concediera a uno de sus mejores jugadores el margen necesario (y concertado por el club) para llegar al 100 por ciento.

La semana pasada, nuevamente, las directivas del fútbol holandés y el Bayern se volvieron a mostrar los dientes por culpa de las lesiones de Robben. Al finalizar el Mundial el club de Múnich le cayó encima a la selección de Holanda por el manejo que se le dio a los problemas musculares del jugador, pero luego de una larga negociación acordó un partido de compensación en el Allianz Arena.

Hoy la historia es a la inversa, y no sólo el jugador tiene algo que perder –su salud-, también el Bayern que no quiere poner en riesgo los millonarios ingresos del partido contra Holanda. Y en ese ir y venir, el único que sufre es Arjen Robben, que tiene ganas de jugar y entre más tiempo pase, más difícil la tendrá para conquistar de vuelta el lugar que le corresponde, y que actualmente en Múnich ya no suyo de una forma indiscutible.

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