Donnerstag, 21. Juli 2011

Así termina Arturo Vidal en Italia

Sé de muy buena fuente (la mejor que en este caso podría tener) que Arturo Vidal quería pasar a las filas del Bayern Múnich; ahora, después de una larga cadena de especulaciones y desavenencias entre las partes involucradas en el proceso de fichaje, es jugador de Juventus Turín. ¿Qué pasó? Aquí se los cuento.

La historia en torno al traspaso del chileno al fútbol italiano no es otra que la del corazón contra la razón (en sentido figurado), o la del sueño contra la cruda realidad del mundo de los negocios (en sentido literal).

Vidal consideraba su llegada a Múnich como la consagración de su carrera en Alemania, a donde llegó siendo un chiquillo desconocido para pasar a ser, en pocas temporadas, un jugador pretendido por los mejores clubes de Europa, eso pese a que el suyo, el Leverkusen, ha estado más bien lejos de ser en los años recientes una potencia (ni siquiera media) internacional.

Además, el nuevo entrenador del Bayern, Jupp Heynckes, fue una de las figuras más influyentes en su carrera, no sólo por todo lo que aprendió como futbolista bajo su conducción, sino porque desde la perspectiva humana también recibió del experimentado hombre del fútbol un respaldo y una comprensión que le permitieron constantemente progresar.

Heynckes (lo ha confesado públicamente) le dijo al chileno que lo quería en el Bayern; Vidal le dio su palabra de que le seguiría a Múnich. Hasta aquí el bonito sueño.

Ahora viene la realidad mercantil.

Que Arturo Vidal termine en Juventus (de lejos muy por debajo del Bayern) es el resultado de la combinación de varios factores que comienzan con la promesa entre entrenador y jugador de seguir trabajando juntos en Múnich, y la consecuente negativa de Vidal de renovar contrato con Leverkusen, club en el que las directivas no son tan inocentes como para no percatarse de a) el acuerdo emocional hecho por debajo de la mesa que llevaría al jugador al Bayern; b) las opciones eran venderle este verano mediando el pago de una suma X por sus derechos, o conservarlo esta temporada y dejarlo partir gratis en el verano del 2012.

En Leverkusen no estaban contentos con que a sus espaldas les sonsacaran a uno de sus mejores, no, que uno de los mejores, a su mejor jugador; mucho menos que el movimiento viniera de Múnich, desde donde ya les habían arrebatado al entrenador en un proceso parecido (Heynckes también se negó a renovar contrato y a informar sobre sus planes al club hasta último minuto, una estrategia que estaba siguiendo al pie de la letra Vidal). En una decisión protocolizada tras una reunión de la mesa directiva del Leverkusen quedó consignado: “Arturo Vidal no será vendido dentro de la Bundesliga, sólo se aceptarán ofertas del extranjero”.

Traducción: “no venderemos el jugador al Bayern”. Lo cual tampoco era tan cierto, la flexibilidad de esa venta dependería del monto de la oferta y no de un terco principio de negar la transacción, al fin y al cabo los dos clubes tienen una larga historia de negocios mutuos, casi todos (¿todos?) partiendo en Leverkusen y terminando en Múnich: Lucio, Zé Roberto y Ballack son ejemplos relativamente recientes.

El Bayern, en un acto de “altanería y arrogancia” (no se le puede calificar de otra forma) confió en la palabra dada por Vidal a Heynckes, no se dejó intimidar por el Leverkusen, y ofreció €10 millones por Arturo Vidal. Ni un centavo más, ¿por qué? el jugador quiere venir a nuestro club, ahora por esa suma, o el próximo verano (aún mejor) gratis.

Sentimentalmente la oferta era un insulto, especialmente cuando el Bayern paga 13,5 millones por Jerome Boateng al ManCity sin que este jugador esté en el mercado a la altura del chileno.

Financieramente la oferta era también un desastre teniendo en cuenta que 30% del pase de Vidal es del Colo Colo, lo que significaba que repartidos los ingresos con el jugador y su representante, al Leverkusen no le quedaría gran cosa para invertir en aquello que necesita con urgencia (uno, mejor aún dos, centrales) para enfrentar la Champions League.

Pero en Múnich no sólo no se aumentó la oferta sino que incluso (muy seriamente) se especuló con la opción de esperar un año por Vidal para (porque él se lo había prometido a Jupp Heynckes) contar con él, esta vez sin gastar un céntimo.

Obviamente que el Leverkusen, herido en su orgullo propio y encarando una posible perdida total, acudió a todos los involucrados (Colo Colo y el representante de Vidal) para explicarles de la forma más sencilla posible: hoy ganando o mañana sin ver dinero.

Ni a Leverkusen, ni al representante del jugador, ni al Colo Colo, les convenía la partida de Arturo Vidal a Múnich; por eso, para evitar un descalabro financiero en un negocio lucrativo, el chileno termina (convencido por los demás) en Italia.

1 Kommentar:

  1. Que historia en el futbol han habido así algunas y al final son todo intereses como podemos ver, pero me ha gustado leer la historia, te sigo en twitter i al blog. Saludos.

    www.lapcfutboleria.blogspot.com

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