Donnerstag, 18. August 2011

Al Bayern aún le falta

Se le ganó 2-0 en casa al FC Zúrich en el primer partido por la clasificación a la fase de grupos de la Champions League. La tarea se cumplió y ya se tiene más que un pié puesto en la máxima competencia de clubes, nadie especula con la posibilidad –sólo matemática- de que los suizos anotarán, así jueguen en su estadio, tres goles. Sin embargo, el Bayern mostró más deficiencias que fortalezas, y eso –aunque a esta altura de la temporada no es preocupante- no satisface.

No es casualidad que los propios jugadores, al final del partido, reconocieran la pobreza de su juego ofensivo; y eso, cuando se gana, es un indicio claro de que las cosas no marchan bien. Que los propios integrantes de la plantilla del Bayern se den cuenta, y sean concientes de sus fallos, es positivo.

Arjen Robben, por ejemplo, se quejó de la “falta de agresividad” y la “poca constancia” en generar juego al frente, lo que impide que se “generen suficientes opciones de gol”. Bastian Schweinsteiger le respaldó cuando con una expresión de frustración en su cara dijo “esto es muy poco, a un equipo como el Zúrich hay que anotarle por lo menos cuatro goles pero ellos no se consiguen porque no se les sometió a una permanente presión”.

Los optimistas, aquellos que sólo quieren ver el resultado y las 4 ó 5 claras ocasiones (claras) de anotar, se dan por satisfechos. Los pesimistas lamentarán la carencia de resolución y el mayoritario circular del balón en horizontal.

Yo, que no soy (ni puedo ser) ni lo uno, ni lo otro, tengo que contarles que a este Bayern Múnich le falta, y que Arjen Robben y Bastian Schweinsteiger tienen razón. También tengo que decir que en el primer tiempo hubo 20 minutos de gran factura, y que en el segundo las cosas mejoraron ostensiblemente, pero no por ello despejaron las dudas.

El FC Zúrich, en el marco de una Champions League, fue el rival más inofensivo, tímido y respetuoso que he visto enfrentar al Bayern. En Múnich los suizos fueron durante largos pasajes del partido espectadores conformes, un equipo que rechazó el balón pero jamás lo disputó, que atravesó la mitad de la cancha en menos de 10 ocasiones.

A un contrincante de este formato, un club tradicional de Champions League como el Bayern está en la obligación de doblegarlo sin contemplación. Pero no, un gol tempranero bastó para calmar los ánimos, los bávaros se dieron por bien servidos con ese resultado transitorio (especialmente en el primer tiempo), y cuando marcharon al frente se les extrañó la decisión y la voluntad de anotar. Parecían marchando hacia el arco suizo más por inercia que por ganas de conseguir otro gol.

Mientras Schweinsteiger accionaba por todas las líneas y pedía el balón para distribuirlo –siendo el volante de contención designado- el encargado de generar el juego creativo, Toni Kroos, lució ausente. Esa es una de las grandes críticas a un excelente talento juvenil: su falta de presencia. El entrenador Jupp Heynckes le otorgó su confianza asumiendo que surtiría de ideas y pases verticales a Robben y Ribéry, pero estos dos tuvieron que encontrarse con la pelota usando sus propios medios, los servicios no llegaron.

Suena injusto responsabilizar a Kroos de la falta de dinámica del equipo, pero si el entrenador le asigna esa tarea de mover los hilos del ataque, los debe mover, y no a su ritmo, sino al ritmo que permite el rival (y el FC Zúrich permitió que se marchara con el turbo, lo que no se hizo) y exigen los colegas (Robben-Ribéry) que están en capacidad de aumentar las revoluciones del partido.

De otro lado, aunque se mejoró muchísimo con el ingreso de Thomas Müller, el goleador del Mundial 2010 aporta grandes cosas pero lo suyo no es generar ideas (aunque las tenga) sino desestabilizar y ofrecerse a lo largo de la línea de ataque como receptor o estación de una acción ofensiva.

Al Bayern le sigue faltando la verticalidad; se espera que Kroos la suministre (lo puede hacer, sin duda) pero aún no lo hace. Cuando se marcha al frente faltan las estaciones, el encargado de poner los pases allí no hace sentir su presencia ni reclama el balón para cumplir con su labor; por esta razón se opta por la horizontal, y la horizontal duerme hasta a los propios jugadores que la practican, debilita la concentración, crea una falsa comodidad y asesina la dinámica.

Este es el principio de temporada, veamos como se evoluciona en el Bayern porque evolución habrá, de eso no hay duda, al fin y al cabo se quiere llegar a la final de la Champions League del 2012 en Múnich, en el Allianz Arena, y se sabe que con el equipo actual ello no ocurrirá.

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