Montag, 22. August 2011

Así lo quiere Raúl

Pero las directivas del Schalke, y en especial su entrenador Ralf Ragnick, deseaban otra cosa, no en vano emprendieron en contra del español una cacería de muy mal gusto que al final no les funcionó, para bien de la Bundesliga.

Lo acontecido en Schalke, donde los últimos 10 días se hizo todo lo posible para mostrarle a Raúl que es más tolerado que deseado (por el cuerpo técnico), fue denigrante y no le hace honor a los méritos de la más grande estrella de habla hispana que ha llegado al fútbol alemán.

Para ejemplificar mejor la situación, vale la pena compararla con lo que está pasando hoy en el Colonia alrededor de Podolski, pretendido por el Galatasaray de Turquía. Allí las directivas del club dijeron “¡NO, AQUÍ SE QUEDA!” sin parpadear demasiado; el jugador de la selección alemana ha guardado silencio, a él no le toca hablar cuando el equipo demuestra así, abiertamente y sin tapujos, su deseo de conservarlo.

Pero en el caso de Raúl el Schalke le pasó constantemente la “papa caliente” al español; a un “lo que queremos es que se quede” le siguió el “pero él tiene que decidir”. Los alemanes no le cerraron la puerta a los del Blackburn Rovers cuando ofrecieron por su ficha, por el contrario, le abrieron la puerta al jugador para que se fuera, y luego, tras la penosa derrota en Finlandia, ante el Helsinki por la Liga de Europa, desarrollaron la maquiavélica estrategia de no confrontar sus propias incapacidades sino que trasladaron todo al bando del español, cuya situación causaba intranquilidad en el equipo (según dijeron) y por lo cual era necesario que “Raúl a más tardar el domingo, antes del partido contra el Mainz, nos diga definitivamente cuál es su futuro”.

Yo aquí ya expliqué por qué el entrenador Ragnick no es el mejor amigo de Raúl (léanlo aquí), pero que sus deseos de deshacerse de él lleven al Schalke a tomar un camino indigno en contra de un jugador al que se le podrá acusar de todo menos de ser un gran profesional.

Ragnick, tras la decisión oficial de Raúl (“me quedo en Schalke y cumpliré mi contrato”), se ve obligado a hacer algo que pudo haber hecho desde el principio, ahorrándose (ahorrándonos a todos) ese tira y afloja en torno al futbolista, y es aprovechar al máximo las cualidades, el talento y la sabiduría del español.

Raúl se queda en Alemania sabiendo que la afición lo adora, y que el cuerpo técnico intentó deshacerse de él de una manera poco elegante, más pensando en su familia (que está muy a gusto en Dusseldorf) que en sí mismo.

Pero Raúl también se queda en Alemania sabiendo que esa batalla contra Ragnick ya la ganó, porque con su fútbol y su entrega (ver el 4-2 del Schalke sobre el Mainz luego de un 0-2 en el primer tiempo) son las mejores armas. Los jugadores libran sus guerras en la cancha, y las ganan allí; el español lo sabe muy bien, el entrenador del Schalke parece aún no haber aprendido esa lección, pero está a punto de hacerlo, no tiene otra opción.

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