Montag, 8. August 2011

El modelo en el que sobra Raúl

La derrota ante Stuttgart (0-3), en el primer partido de temporada, no es el verdadero problema que el ídolo español Raúl tiene con su equipo el Schalke. La verdad es que Raúl, personalmente, no tiene ningún problema con el Schalke, pero el Schalke sí tiene uno inmenso con él y ambas partes ya se dieron cuenta.

Como el tiempo se agota (el mercado de fichajes se cierra al finalizar agosto) están intentando -a la carrera- encontrar soluciones dignas para los dos.

El entrenador Ralf Ragninck está empecinado en imponer su idea futbolística en el club de Gelsenkirchen, lo cual es lo más lógico, y las dimensiones de la gran estrella internacional que es Raúl le ponen un obstáculo en el camino, le amarran una piedra al tobillo que no le permite tomar vuelo como lo desearía.

Ragnick, a diferencia del dinámico y compacto fútbol que estableció en Hoffenheim en el cual todas las líneas se movían sobre el balón, quiere esta vez en Schalke adaptar más un esquema que su ex asistente Mirko Slomka ha desarrollado con éxito en Hannover: tan pronto se entre en posesión del balón hay que generar, a gran velocidad, un desdoblamiento ofensivo que en cuestión de segundos coloque a uno de los nuestros en posición de tiro a puerta.

Aún más sencillo, lo que el entrenador del Schalke quiere es que cuando su equipo gane la pelota inmediatamente –sin mayor tránsito- esta aterrice donde un delantero –o medio- que disparará al arco. Suena como (y es) un gran planteamiento.

Pero aquí está el problema de Raúl, a quien el modelo no le va y de quien (tapándose la boca para que sólo escuche el interlocutor directo) se quejan en Gelsenkirchen por su movilidad, mejor dicho por lo que le falta de movilidad. Para lograr lo que quiere Ragnick se requiere un jugador como Ya Konan en Hannover, uno que viva de sus explosivas carreras, que dada la situación de juego acelere de 0 a 100 en segundos, un incansable atacante con el interruptor constantemente en “turbo”.

Por eso Ragnick a optado por retrasar a Raúl, por pedirle que más que irse al frente sea él el que ponga el balón al borde del área, algo con lo que el español no luce muy contento (y la verdad tampoco se toma la tarea en serio pues nominalmente es una cosa y en la cancha se comporta muy a la suya) y que tiene al entrenador entre la espada y la pared pues allí es el único lugar donde puede plantarlo ya que de lo contrario le tocaría sentarlo en la banca, un imposible dada no sólo la talla de Raúl sino el cariño y la devoción de la afición que –incluso entendiéndolo- no perdonaría una afrenta de ese calibre al “señor”.

Bajo Magath a Raúl no se le exigió nada y se le permitió jugar como quiso, el español era libre de dar lo que quisiera y pudiera (y fue un aporte enorme), se le entregó carta blanca para que basado en su experiencia y enorme calidad interpretara su papel en el equipo como mejor le viniera en gana (y de qué forma extraordinaria lo hizo). Tampoco era que el entrenador no comunicara sus decisiones o planteamientos, pero al español éstas les llegaban empacadas como diálogo de tú a tú, como intercambio de opiniones, nunca como ordenes o reglas a seguir.

Pero Ragnick quiere un equipo en el que todos jueguen a lo mismo, no uno en el que 10 se ajustan al plan y el 11 (en este caso el 7) se ajusta a él como mejor puede. Y Raúl pese a entender la situación no puede dejar de sentirse un poco fuera de lugar ante los cambios de perspectivas.

Por ello una posible transferencia suya sigue viva como opción, él lo tiene en sus manos y él puede decidir sobre su futuro. El Schalke está dispuesto a seguir cargándolo en la plantilla como símbolo de prestigio, así el desarrollo táctico se tomé más tiempo con él que sin él, y así se corra el riesgo de a la vuelta de unas semanas tener que enviarlo al banco de suplentes.

No en vano el español (pese a sus muy buenas excusas del manejo del idioma y tal) declinó representar a los jugadores ante las directivas del Schalke, ello le hubiera atado, le hubiera dado responsabilidades que es mejor no asumir antes que tirarlas en tres semanas. Raúl tiene 3 semanas para definir su futuro…

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