Donnerstag, 21. April 2011

El futuro de Manuel Neuer no tiene corazón


Lo único oficial es su partida, nadie confirma que su destino es Bayern, pero todos lo saben y si no se da a conocer es porque aún hay un par de formalidades por resolver, por ejemplo el valor de su ficha ¿€18 millones? ¿€20 millones? ¿€0 si se espera hasta el verano del 2012?

Manuel Neuer se va del Schalke y curiosamente (por ser siempre así) el único que gana es él (y el Bayern) mientras todos los otros pierden (los otros son el Schalke, su afición, y los amantes del fútbol con un espíritu romántico que ya en esta época de absoluta comercialización no existe).

Para justificar la decisión del joven arquero basta mencionar el nombre del club al que llegará y entonces está todo dicho: Bayern Múnich. ¿Comida casera de la abuela o menú de 5 entradas preparadas por un famoso chef?

Neuer se cansó de la comida casera, de ella ya tuvo 20 años, y en su opinión ("soy futbolista, debo ver otras cosas") llegó la hora de degustar los manjares de un nuevo club. Y sin las emociones de un seguidor del Schalke (que no soy), pese a entender el movimiento con la razón, el traspaso de meja un mal sabor en el corazón.

El actual arquero titular de la selección alemana no es uno de esos jugadores que llega a un equipo proveniente de otro y por lo tanto no tiene un vínculo emotivo; él es el antagonista del modelo Özil que (para bien o para mal, está libre de juicio de valor esta observación) fue de un club al siguiente con su propia carrera como estandarte, de ella se benefició el colectivo, pero no por ello dejaba de ser protagonista el proyecto individual.

No, Neuer vivió en la tribuna del estadio en Gelsenkirchen los buenos y los malos momentos de su equipo, y no sólo como jugador, también como hincha. El chiquillo le entregó su corazón al Schalke desde mucho antes de pensar que su sueño de defender el uniforme se podría convertir algún día realidad.

Sus lágrimas de ayer en la conferencia de prensa no son nada comparadas con aquellas que derramó con dolor el 19 de mayo del 2001, en aquella fecha el Schalke, su equipo al que acompañó en el estadio de Gelsenkirchen teniendo apenas 15 años, fue durante 4 minutos campeón de la Bundesliga, 4 escasos minutos (en el video a continuación observar con atención los momentos a partir del minuto 8:30) hasta que el Bayern (¡sí, el Bayern, qué ironía!) empató (1-1) en Hamburgo en el último segundo de su partido quedándose con la ensaladera.



Casi 8 años después, en Múnich, Neuer celebró una victoria 1-0 sobre el Bayern de la misma manera que Oliver Kahn en aquel 2001 celebró el título: corriendo hacia la esquina del campo, arrancando el banderín y tirándose al suelo boca arriba. “Esa es una pequeña revancha a lo ocurrido entonces, cuando yo viví amargos momentos junto a la afición del Schalke. Por fin me puedo sacar esta espina de mi corazón” explicó Neuer.

Pero eso es historia, así como es historia su formación en el Schalke, o su promoción en el equipo como arquero titular, o su consagración como arquero de la selección alemana Sub21 y luego en la absoluta en el Mundial del 2010, su ascenso a estrella internacional vía Gelsenkirchen, o el sueño cumplido de estar en Champions League ya no como simple relleno sino como aspirante a ser campeón con un pie en la semifinal y a dos partidos de Londrés.

“Ojala no me toque devolver el carnet del club ni deba renunciar a la membresía como socio del Schalke” dijo ayer con voz entrecortada. Esa preocupación es irrelevante, más importante aún es saber por qué (aparte del prestigio) le da la espalda a un club que le ha dado todo, que le confió la capitanía del equipo, en el que peldaño a peldaño subió la escalera del éxito, y con el que sus sentimientos siempre estuvieron identificados.

Además para irse a Múnich, donde la afición “de verdad” (como él era un hincha “de verdad” en Schalke) no le quiere (“Koan Neuer”) no le quiere y sólo podrá conquistar (que lo hará, eso es seguro pues su calidad es indiscutible) superando mucha resistencia.

A ello hay que agregarle ahora el rechazo de “los suyos” en Gelsenkirchen: “traidor”, “Judas” le gritan ya en la calle, y le gritarán en el estadio este fin de semana, cuando podrán leerse muchas pancartas en su contra.

No hay nada más doloroso que un amor frustrado (Schalke); o quizás sí, un amor que no es reciproco (Bayern). Deportivamente Neuer tomó una decisión que se puede calificar de correcta, pero si bien es cierto que el amor es más que corazón, tampoco puede ser sólo razón.

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