Dienstag, 15. März 2011

Bayern – Inter: el peligro de creer en espejismos

El Inter llega a Múnich a visitar a un equipo que corre el riesgo de engañarse a sí mismo creyendo que tras golear al Hamburgo en el Allianz Arena (6-0) su crisis deportiva está superada, y que gracias al buen resultado obtenido en Milán (1-0) está prácticamente clasificado a los cuartos de final de la Champions League. Atención, hacerle caso al espejismo puede costar la posibilidad de disputar el único título al que aún aspira.

Haber derrotado al Hamburgo de una forma tan contundente pareciera ser el bálsamo que curó las profundas heridas que traía el Bayern tras tres partidos (muy importantes) perdidos en serie, tras el acalorado debate en torno a Louis van Gaal -a quien despidieron de una forma inusual permitiéndole a la vez terminar lo empezado-, y tras la fulminante caída en el rendimiento colectivo e individual de los jugadores.

Pero ese bálsamo es un engaño, un espejismo producto del marcador que alcanza a entusiasmar pero no refleja la realidad, que fue otra: el Hamburgo no atacó, no defendió, no opuso resistencia. El Bayern –para su fortuna o infortuna- tuvo frente a un rival que no mereció ese apelativo, en un entrenamiento normal se encuentra con mayor exigencia, lo único comparable con ese partido es uno contra 11 banderines clavados en el césped con la diferencia que los banderines por lo menos conservan disciplinadamente sus posiciones tácticas, algo que no hicieron los del equipo del puerto.

Los de Múnich no pueden cometer el error de pensar que las genialidades de Ribéry y Robben que caracterizaron el partido del fin de semana, y que la verdad casi se podría decir que fueron EL PARTIDO, significan que las dos estrellas pueden a partir de ahora echarse el equipo al hombro. Eso no es cierto, lo que pasó es que tuvieron tanta libertad de acción, tanto espacio y ninguna marca, que su show estaba garantizado como el del domador de leones con una fiera bajo los efectos de somníferos.

Esta noche en Champions el Inter será otra cosa, los italianos van a atacar (porque necesitan el gol) y es allí donde se podrá ver si el nuevo invento de van Gaal en la retaguardia, formando como pareja de centrales a Daniel van Buyten (¡van Buyten!) y a Luiz Gustavo, con Pranjic por izquierda (donde cumple un aceptable papel apoyando a Ribéry, y uno apenas pasable en la contención) da resultado. El dúo Kroos – Scheweinsteiger despierta menos inquietudes siempre y cuando el primero se tome confianza y realice lo que mejor sabe, ser el motor creativo del doble 6.

Como esta vez Ribéry y Robben si serán custodiados es obligación de Thomas Müller ganar en presencia, ser más activo y romper el muro defensivo del Inter a punta de la movilidad que lo caracteriza y que en el pasado ha demostrado ser un arma eficaz para abrir espacios y crear callejones por los cuales poner a circular el balón y sacar remates al arco.

Y Mario Gómez esta vez –como en Milán- será perdonado en caso de desperdiciar tantas opciones (que no puede volver a darse el lujo de ser tan botaratas como contra el Hamburgo) sólo si anota por lo menos los goles necesarios.

En Milán, en el partido de ida, el Bayern jugó muy aceptable y ganó; que jugó bien no se puede decir ya que de no haber sido por las atajadas de Kraft hubiera sido evidente lo que el resultado ocultó, que su defensa es un colador. Contra el Hamburgo el Bayern, como ya dije, no jugó ni bien ni mal, jugó solo.

Los muniqueses, para pasar a los cuartos de final de la Champions, estarían bien aconsejados en pensar más en lo que funcionó y no funcionó en Milan y olvidar las “inexistentes maravillas” de su triunfo del fin de semana.

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