Donnerstag, 3. März 2011

Los problemas de Bayern

El Schalke ganó la semifinal de la Copa Alemana en Múnich con gol del extraordinario Raúl (de verdad no hay cómo describir lo que él hace sin tener que elogiarlo), va a Berlín a disputar el título con el Duisburgo gracias a haberle ganado un partido en el que fue el “menos malo”, el “más inteligente”, al Bayern. Y así desembocamos en el tema de este texto, en un análisis de los problemas ya inocultables del perdedor pese a que debería ocuparme de las virtudes del ganador; llámenlo “fascinación Bayern”.

Para entender mejor lo que acontece en Múnich hay que describir un típico manejo del balón del club bavaro (con su mejor formación) saliendo desde su terreno rumbo al arco rival:

1- Saque corto del arquero al central (en caso de existir, de lo contrario puede empezar en el punto 2)
2- El central entrega al otro central
3- El central entrega al lateral
4- El lateral (dependiendo del costado) a) busca a Ribéry/Robben y corre a su espalda a la línea de fondo; b) devuelve al central
5- Reciben Ribéry/Robben buscan el enfrentamiento 1-1 con el defensor rival para a) enganchar hacia adentro y buscar el disparo (la opción preferida del holandés); b) sacar un centro o un pase cruzado(la opción preferida del francés); c) entregar a Schweinsteiger o Müller que viene por el centro; d) iniciar una secuencia de retroceso de las acciones devolviendo al lateral, que devuelve al central, que pasa al arquero, que pasa al central, que pasa al lateral del otro costado, por donde se empieza de nuevo.
6- Llega esta cadena (1 a 5 a,b y c) hasta su eslabón final el resultado es un disparo al arco (en su orden Robben, Müller, Gómez, Ribéry, Schweinsteiger) y/o un rebote (Gómez) que en el mejor de los casos es gol.

Esa es a la vez la descripción del primer problema del Bayern, el automatismo que fue virtud y ahora es lastre porque no hay el más mínimo aporte de espontaneidad, el fútbol en Múnich es extremamente esquemático.

El segundo problema es que a cualquier rival, sea el que sea, le basta con controlar las acciones allí donde se pueden tornar peligrosas, en el punto 5. La mayoría de los equipos optan por cubrir a Ribéry/Robben con 2, 3 jugadores y ahogan la ofensiva bavara, otros lo hacen aún mejor, como el Dortmund el fin de semana pasado, y no sólo apabullan a la dupla franco-holandesa, sino que les roban el espacio para la acción 5d que es principio fundamental de la filosofía de van Gaal “posesión y control del balón”, en esencia toda la razón de ser del balompié en Múnich, la respuesta al por qué se juega como he descrito.

El tercer problema es lógica consecuencia de lo mecánico: la falta de alternativas. En el Bayern son escasos los cambios de frente, los pases cruzados profundos, los ataques por el centro que ofrezcan posibilidades de acercarse al área rival abriendo la cancha, la capitalización de las jugadas con balón detenido.

El cuarto problema es la falta de continuidad en las posiciones. Un equipo cuya máxima es “control del balón” a través de estudiados movimientos necesita algo que (inexplicablemente) van Gaal se ha negado a darle al Bayern: Continuidad.

Podría sonar justo mencionar que por lesiones una gran parte de la campaña del Bayern tuvo que ser planteada por el entrenador con muchas sustituciones obligadas por la emergencia. Pero no es justo, especialmente viendo el presente cuando van Gaal tiene a todos los jugadores a su disposición y cuando no los tuvo tampoco favoreció la adquisición de refuerzos.

Para tomar como ejemplo el partido de ayer van Gaal plantó una nueva pareja de centrales (Breno-Tymoshchuk), enrocó a Pranjic (de lateral izquierdo) y Luiz Gustavo (al lado de Schweinsteiger) cuando (pese a ser esta la mejor opción) venía jugando a la inversa, y el partido terminó con Breno como único central (quien fue acompañado en gran parte del segundo tiempo por Luiz Gustavo), Kroos de volante creativo, Klose como segundo delantero junto a Gómez, van Buyten (originalmente central) de delantero. Un caos.


Y ese caos sí es constante: el 2011 empezó con nuevo arquero, sin socio para Schweinsteiger (tras irse van Bommel) quien en contra de su propia convicción tuvo que jugar largo tiempo de creativo detrás de Gómez, con un defensa central que no lo es (Tymoshchuk), sin un verdadero lateral izquierdo (Pranjic y Luiz Gustavo son medios), y con un Thomas Müller que va flota desconectado de banda a banda, razón por la cual todo el callejón del centro se desaprovecha.

Y el quinto problema, el último en esta lista y en mi opinión el más grave, es la crisis al interior de las directivas del club, divididas en torno al nombre y el fútbol de van Gaal. Hay que ver al presidente del Bayern Uli Hoeness abandonar el estadio (como anoche, como el sábado) para llenarse de miedo, la ira y la frustración están escritas en su rostro; ira por lo que pasa con su equipo (que ya no será ni campeón de la Bundesliga ni de la Copa Alemana y que este jueves se juega el 60% de su posible clasificación a la siguiente Champions League en Hannover) y frustración porque de estar en sus manos ya habría despedido a van Gaal.

Del otro lado Rummenigge, protegiendo y excusando al entrenador en un ejercicio que en alemán se llama “schönreden” y traduce poco más o menos “maquillar la dura verdad”. Y esta situación tiene a van Gaal todavía en la banca pese a que el balance de la temporada ya está hecho: un fracaso.

El holandés tiene dos oportunidades todavía: un triunfo en Hannover este fin de semana (un empate no sirve) y finiquitar el paso a cuartos de final de la Champions League frente al Inter este 15 de marzo en el Allianz Arena. Necesita ambos, sólo uno de ellos no le sirve ni a él ni al Bayern.

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