Sonntag, 27. März 2011

Nacimiento del Plan B (y un plan C)

Es una pena que una goleada termine acompañada de una silbatina del público; por un lado hay que entender al espectador, por el otro el espectador debe entender al equipo, y esto es algo que obviamente no sucedió en Kaiserslautern durante la victoria 4-0 sobre Kazajstán: Alemania dio en este partido un paso enorme en su futuro táctico que enriquece las posibilidades de títulos internacionales (Euro 2012, Mundial 2014) y el público no se percató de ello. Por fortuna este blog sí, y ustedes lectores al final del texto también.

Empecemos por explicar la actitud de la tribuna que silbó sin descansó al equipo durante el segundo periodo y escogió –acertadamente, aunque es una paradoja- a Schweinsteiger como el objeto de su descontento. El jugador del Bayern, con el marcador 3-0 a favor, fue el que más pases erró al regreso al campo de juego luego de la pausa de mitad de tiempo y para la afición se convirtió en el símbolo de un partido que “debería haber sido” un espectáculo y terminó convertido en puro trámite.

Alemania en los últimos 18 meses se ha malacostumbrado, ya no basta que su selección gane y convenza; no, tiene que brillar y deleitar. Los tres puntos ya no son tan valiosos como el entretener. 5 partidos = 5 victorias, 15 de 15 puntos, y la clasificación a la Euro prácticamente en el bolsillo, no satisfacen; el que lo tiene todo quiere más, así es la vida.

En lo meramente visual es comprensible el desazón de la hinchada, Alemania en el segundo tiempo, con el partido resuelto, se dedicó a otras cosas; los ojos registraron todo eso como un “caminar a media maquina” que no complació, pero esa imagen engaña pues en los segundos 45 minutos Löw, en un partido oficial, insertó modificaciones en el planteamiento táctico que todos esperan que se hagan en los amistosos. Una decisión valiente (pese a la debilidad del rival que la permitió ya que el riesgo era mínimo) pues de esta forma le dio a su esquema y a los jugadores que deben desarrollarlo un aire de “competencia real” de gran valía.

No me refiero a la pareja de centrales (que no fue exigida) ni al lateral izquierdo (Aogo creo que desaprovechó su oportunidad de hacerse al puesto definitivamente con centros imprecisos e inconstantes desdoblamientos) que son dos temas que se mantienen sin resolver.

Se trata más bien del nacimiento (por fin) de un plan B y un plan C en el orden táctico. Löw arrancó con su tradicional 4-3-2-1 (que es más un 4-2-1-2-1 con Özil flotando entre las líneas de los volantes de recuperación y la de la formación de ataque) que no requiere ratificación pues funciona y en sus mejores momentos, cuando se imprime velocidad y se crean los espacios, se aplica con una perfección que genera admiración internacional. OK, contra Kazajstán amontonado en su propia mitad, y con el partido resuelto tan rápidamente, anoche no fue uno de esos mejores momentos, pero eso es otro tema.

En el minuto 65 el entrenador hace el primer cambio (Gómez por Podolski) generando una primera variación en su orden táctico (para mi más el plan C pues es una opción a corto plazo) con el paso a un 4-4-2, un esquema que Alemania manejó durante mucho tiempo con Podolski y Klose adelante, Ballack y Frings en el medio. Anoche contra Kazajstán la pareja de Klose fue Mario Gómez y como consecuencia del refuerzo al frente Özil se desplazó a accionar mucho más tirado a la izquierda mientras Schweinsteiger se echaba a la espalda la responsabilidad de encontrar con sus pases (errados anoche y de allí la silbatina) la apertura de juego ofensivo por el medio y a los costados.

Ese 4-4-2 estuvo lejos de ser efectivo (es sin embargo una opción interesante que el entrenador puede sacarse de la manga de acuerdo al rival) y 13 minutos más tarde Joachim Löw hace su segundo experimento, el más importante para mí por la juventud (y por ello el futuro a largo plazo) de quienes estuvieron a cargo de llevarlo a cabo.

Mario Götze remplaza a Müller, Toni Kroos a Schweinsteiger. La formación adquiere con ellos una flexibilidad enorme y de acuerdo al tránsito del partido es tremendamente elástica ya que es a la vez (de acuerdo a las necesidades que marque el ritmo del compromiso) un 4-1-2-1-2 con Khedira por delante de la línea de cuatro posterior, con Götze (derecha) y Kroos (izquierda) profundizando por las bandas, y Özil actuando a espaldas de los dos delanteros definidos; y un 4-2-2-2 cuando Kroos busca el acompañamiento de Khedira en el medio y Özil va a la izquierda.

Esta variante (para mi el plan B que tanto se ha extrañado en la selección alemana) es muy progresiva y a largo plazo (cuando Klose después de la Euro se retire y de entre Podolski, Müller y Gómez salga una dupla de ataque) una alternativa muy prometedora. Cuando se utilice se tiene en Kroos, Götze y Özil a tres jugadores en capacidad de generar juego y distribuir con propiedad el balón así como de ampliar la oferta ofensiva por las laterales. Además, con Kroos la bisagra no sólo está abierta al ataque sino que de ser necesario se cierra a cumplir tareas meramente defensivas con la garantía de un buen manejo (lo que hoy representa Schweinsteiger, que sigue siendo primera opción).

Triste que la afición haya silbado a Alemania contra Kazajstán sin darse cuenta que la inversión a futuro que se hizo en ese segundo tiempo que tanto les disgustó fue gigante.

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